3 pasos para trascender de culpa a empoderamiento
por Alma Azuara
Este rollo de la culpa es un tema que traemos arrastrando todos y en algunos momentos de vida es especialmente una carga más pesada y además si a esto le agregamos el elemento de nuestro género tenemos distintas vertientes. En este momento me dedicaré a hablarte de la culpa en la mujer, además de que tengo experiencia personal, yo diría ¡casi doctorado en el tema!
La culpa está anclada en nuestro inconsciente colectivo
Como mujer todo es un motivo de culpa, pues la vivimos por razones que son más biológicas y ancladas a nuestro inconsciente colectivo… Desde esta perspectiva, somos mucho más propensas a buscar aprobación de otros, pues nuestro rol más básico está en función de los demás: ser cuidadoras.
Palabras como perdón, discúlpame, lo siento y todos los sinónimos que le podamos encontrar, son las favoritas para implantar la culpa en nuestro inconsciente. No puedo olvidar la primera ves que alguien me hizo notar esto: ¿Por qué te disculpas por todo? a mis 25 años, era un comportamiento ya masterizado y tan inconsciente que de verdad no me daba cuenta la cantidad de veces que pedía perdón al día. Hoy sigo disculpándome por cosas que no me tocan y al menos estoy atenta; pero además veo que esto es tan natural o tan rápidamente aprendido, que en mi hija la expresión: lo siento, hasta con una tonalidad especial, ya sucede con alta recurrencia.
1. Aprende a observar y entender tu culpa desde 3 aspectos
No quisiera con esto, posicionarnos como víctimas de la culpa, algo que está presente aunque no queramos sólo por el hecho de ser mujeres. Lo que quiero establecer es: que es más natural de lo que tal vez pensamos y el ejercicio de entenderlo desde esta perspectiva te ayudará a hacerlo consciente, pues el primer elemento de cambio respecto a algo es siempre la capacidad de observarlo desde afuera con mayor objetividad.
No propongo que te liberes de ella, porque más adelante te explicaré en otro blog, que la culpa puede ser buena. Pero lo primero que debes hacer es entender tu culpa y adquirir la capacidad de observarla en ti, te propongo los siguientes ejes para que la observes y entiendas: SENTIR, PENSAR Y ACTUAR.
2. ¿Dónde están tus expectativas?
Si ya entendiste un poco más tu forma de vivir la culpa, ahora vamos adelante, el segundo paso es la expectativa. La culpa existe gracias a tu madre perfeccionista y exigente: la expectativa de ser todo para todos. Las expectativas nos inspiran al cambio, si están correctamente posicionadas, pero si se encuentran demasiado lejos y demasiado desalineadas a nuestro ser, lo único que provocan es frustración, que puede llevarnos hasta la depresión.
Nuevamente te invito a que observes tus expectativas actuales, ahora piensa en dos preguntas clave: ¿Esa expectativa de mí es factible? y ¿Esa expectativa está alineada a mis logros anteriores?
3. Empoderate entendiendo tus puntos fuertes y replantea…
El tercer y último paso nos lleva al empoderamiento a través de replantearnos esas expectativas. La propuesta es establecer expectativas alineadas a nuestros talentos reales, para esto necesitaremos ajustar muchos de nuestros comportamientos e implantar nuevos que sea productivos, sin embargo si el nuevo comportamiento no recibe un aliciente y una buena razón para ser repetido, morirá en el intento y será un buen ejercicio aislado. El aliciente que te propongo es que reconozcas en tí lo que te hace poderosa, lo que te hace única y lo que abre la posibilidad de lograr de manera más sencilla y natural lo que te propones, hablo de tus fortalezas.
Conclusión, sigue estos 3 pasos:
- Observa cómo piensas, sientes y actúas cuando sientes culpa
- Reconoce dónde estás colocando tus expectativas
- Replantea tus expectativas reconociendo tus fortalezas
Más adelante desarrollaré una serie de tips para que descubras cuáles son tus fortalezas específicas, por ahora quiero dejarte con la paz de que la culpa puede capitalizarse si nos permite replantearnos expectativas alineadas a nuestro verdadero ser.
